Debido al desvío de la corriente del río se produce el desecamiento de sectores del lecho del río, se forman pozas cuya agua se calienta hasta evaporarse totalmente produciendo la muerte de los animales contenidos en ellas.
Los lugareños refieren que al inicio de la explotación, en el mes de noviembre, el río “apestaba” por el fuerte olor a camarón que se encontraba muerto en grandes cantidades producto de la explotación.
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